Tan triste


A las siete de la mañana
el sonido del timbre
es la cuna
de un terrible presagio.

Por el horizonte
asoma un sol tímido
disfrazado de gris.

El verdugo eterno
levanta la cabeza
para llorar
por su suerte infame.

En sus manos blancas
aún late el corazón
de la joven rosa.

Víctor Manuel Jiménez Andrada
Poema publicado en Ars et Sapientia nº.32-agosto 2010

1 comentario:

Circe Garlito dijo...

si que es muy triste