Cultivos resistentes

Como cada noche hay fiesta en la terraza del hotel, cerca de la piscina. Un grupo –en realidad es un dúo- interpreta con soltura antiguos éxitos de los setenta y de los ochenta. Algunas personas se mecen al ritmo de la música. Un hombre viejo se mueve como si bailara jotas, está a punto de caerse un par de veces. Su mujer lo regaña y de forma poco discreta deja escapar que lleva demasiados mojitos. Los que están cerca de ellos sonríen ante el espectáculo improvisado que están dando.

Una parejita joven, ajena a lo que ocurre a solo dos pasos, aprovecha la media luz para darse besos y susurrarse al oído. Aún no saben que no hay flor que aguante sin marchitarse varios veranos.

Desde la distancia que marcan los años, comprendo las palabras que un día me regaló el sabio que habita sobre las rocas del rompeolas: “Lo mejor es cultivar cactus. Requieren cuidados escasos, apenas necesitan agua y duran mucho tiempo, aunque cubran su superficie de espinas y su aspecto no sea tan bello como el de las flores.” Me veo obligado a compartir mi conocimiento. Escribo estas palabras en una servilleta de papel, la doblo con cuidado y se la entrego a la pareja joven. La chica la toma con una sonrisa impregnada de sorpresa. Desaparezco entre la gente antes de que me pregunten nada. Quizás no es tarde y aún puedan salvarse.


Víctor M. Jiménez Andrada
Publicado en Caceresentumano.com 4/8/2011

Ilustración: Sonia Pardo; Hot cactus

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