El burro



Con un terrón de azúcar el burro es feliz. Aguanta los palos del amo y lleva la carga más pesada. Al saborear la efímera golosina olvida las cicatrices de su pellejo y el gusto metálico de la sangre cuando le toca lamer heridas. Sus vecinos de establo no son muy diferentes. El amo cree que es superior y muy inteligente porque sabe aplacar con un azucarillo cualquier intento de rebelión, pero en realidad no lo es. Lo que ocurre es que los animales son demasiado ignorantes y desconocen el verdadero valor de su fuerza.


Víctor M. Jiménez Andrada
Publicado en AVP, 4/ene/2013
Fuente de la imagen: http://recursostic.educacion.es/bancoimagenes/web/

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