Al principio estabas tú, indefinida, sin rostro apenas,
en los carteles que anunciaban la función en la ciudad.
Después tu nombre y tu cara se fundieron con las vigas
que sostienen esta carpa descolorida que es mi historia;
y así pasaste al otro lado de ese espejo
que distorsiona los sueños para soportar los relojes.
Hoy estoy confuso y no sé si soy el espectáculo
o el espectador.
(Del poemario Circo)
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