El destino de todo cerdo

“Timeo Danaos
et dona ferentes”
Eneida. Virgilio

Los cerdos se observan satisfechos:
¡el banquete está servido!

No perciben que la guarida
es un cebadero sin puertas.

Mientras devoran,
ungidos por la gula,
el lobo cuenta los días que faltan
para celebrar San Martín.

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